Bebo porque la gente no me gusta,
porque a la gente la quiero demasiado;
las cosas cambian y el ímpetu se enferma,
sé lo que dan de sí los hombres;
sé que hay pocos que prestarían sangre,
sé que hay muchos que me encarcelarían.
Bebo para olvidar que estoy bebiendo.
Porque la noche es larga y tiene seres,
la vida es corta en cambio y tiene prisa,
la alcoba es grande y el sereno bizco
y un chinche flaco trepa por el techo.
Bebo para acordarme de estas cosas.
Bebo para olvidar que estoy bebiendo.
Gloria Fuertes
El gerundio del olvido no me gusta
Todo lo que quiero es
aprender a olvidar tu triste nombre mientras una muchacha se desata
frente a mí su única sonrisa tan cenicienta como una premonición tan
reciente como una mentira tan frágil como el recuerdo o el hojaldre.
Todo lo que quiero es aprender a olvidar tu triste nombre pero no sé si
emborracharme como casi nunca o llorar porque no hay nada en este
instante tan irrelevante tan familiar tan educadamente estúpido como las
únicas palabras con las que me consuelo ingenuamente: su tabaco,
gracias.
Raúl Vacas
No hay comentarios:
Publicar un comentario