La respuesta es nada. La respuesta a qué haces qué sabes qué te interesa que tienes qué quieres qué haces qué buscas qué opinas qué dices qué escuchas qué piensas qué haces. Es nada. Una sombra, o lo más parecido a una sombra porque sigues tropezándote por la calle y no puedes caminar con los ojos cerrados. Y tienes que comer y dormir y seguir una rutina o algo que de lejos puede parecerlo. Sabes que de alguna manera hay que salir de ahí, pero tampoco hay fuerzas.
Y entonces te encuentras intentando respirar como una persona normal, manteniendo a raya las lágrimas o dejándolas caer según la situación (tú situación), queriendo dejarte caer al suelo y acurrucarte hasta que todo pase. Al cabo de un rato, minutos, horas, vuelves a poner la mente en blanco y puedas simular que está todo bien, por lo menos durante un par de horas más.
Hasta que, casi sin que te des cuenta, tus pensamiento vuelven al principio.
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