Desde que su sol es la Luna
y el mismo Sol, enemigo
descansa, inerte penuria.
En colores de un ocaso
teje despechado la noche,
sembrando la muerte a su paso.
Con su desgracia ambulante,
tiñendo de negra amargura
y dolor a perdidos caminantes.
Acabará vagabundo,
como un reo sin castigo
y sin otro dueño
y sin otro dueño
que el destino.
Con las cadenas de siglos,
su destino ya no es otro
que el azar, y el sueño
de beber del mío.
Imagen: Eternal Love, de SAB687, deviantArt
3 comentarios:
¡Vaya! ¡qué sorpresa! ... Me gusta el poema, pero lo que más me gusta es que con el Explorer no funcionan los enlaces, pero con Mozilla sí...
¡Bienvenida de nuevo al mundo de la poesía!...
Cuanto tiemposin pasar por aqui... me gusta leerte... CREO QUE PONDRE OTRA VEZ ALGUNA PÁGINA EN MARCHA... saludos ...
Uffff intenso... muy intenso... increiblemente intenso... ¡que bueno!
Publicar un comentario