lunes, 28 de noviembre de 2011

Libros de mi infancia


Hace un rato @silviabroome twiteó sus “Libros de la infancia”, entre los que estaba Las Brujas, de Roald Dahl. Al leer ese título algo hizo clic en mi cabecita y corrí a Google para comprobar que era el que yo pensaba, la portada de Alfaguara y este posterior resumen me lo confirmaron.

Si he de ser sincera, de buenas a primeras no pude recordar qué historia contaba, pero al pensar en él me embargó una sensación de familiaridad, de “con ese libro fui muy feliz”. Ni siquiera sé si el libro lo cogí en la biblioteca de mi pueblo o si era mío, y en tal caso si lo he conservado y anda por casa o acaso lo heredaron mis primos en algún momento. Y, pensando en esto, he comenzado a acordarme de otra biblioteca que marcó mi infancia lectora…

El colegio en el que hice tanto preescolar como primaria era un colegio antiguo, tanto que creo que a él fue mi abuelo, cuando eran "las escuelas" del pueblo. Cuando yo entré, con cuatro años, preescolar se hacía en edificios separados del principal así que no fue hasta primero cuando pisé las aulas de “los mayores”. Esta separación se producía porque faltaba espacio, había clases que se daban en los antiguos laboratorios, (así que tenían azulejos y lavamanos) y no existía un aula de música.

La biblioteca, que en su día debió de ser vestíbulo del colegio pues tenía una gran puerta a la calle siempre cerrada, también estaba ocupada por un aula. Precisamente el aula en la que di mis dos primeros cursos de primaria con un maestro, don Elías, del que guardo tanto buenos como malos recuerdos y al que recuerdo con mucho cariño. Como buena biblioteca, nuestro aula estaba llena de estanterías con libros(al menos en mis recuerdos, quizá si ahora vuelvo me parecen más bien escasas). En algún momento del curso, una compañera y yo pedimos permiso al maestro para llevarlos alguno de los muchos libros y leerlos en casa. Don Elías no nos dejó, pero eso no hizo más que aumentar nuestras ganas de leer alguno de esos libros…

Ni cortas ni perezosas, un día a medio escondidas cada una cogió un libro y se lo llevó a su casa, para leerlo por su cuenta. Me parece que la mayoría pertenecían a la colección El Duende Verde, aunque había muchos más de otras colecciones, pero no logro acordarme de cuales leí exactamente, quizá Las Brujas estaba entre ellos. Supongo que repetimos esto alguna vez más, y creo que en alternativa a Religión alguno cayó “oficialmente”. Posteriormente, especialmente con Marisol (un verdadero sol de mujer), leí muchos más libros de esa biblioteca , incluso nos recomendábamos algunos entre amigas.

Pero aquella sensación de estar cogiendo un libro cuando no debía, el comienzo de una pequeña aventura con los libros, me ha sacado una sonrisa.




La fotografía creo que ya la he usado anteriormente... es mía, de mí.
La podéis encontrar en mi abandonadísima galería en deviantART.

1 comentario:

X dijo...

Mis libros de infancia eran los de Elige tu propia aventura. :P