No es cieno,
ni agua,
ni aceite.
No es miedo,
ni sueño,
ni muerte.
Silencio
apenas
hiriente.
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Y, poco a poco, volvió a intentar levantarse.
Llevaba una mano en la herida,
para contener su sangre.
La otra, la más firme diestra,
soporta las zarzas, desgarre
de un viento mojado en alambre.
(continuará)
3 comentarios:
No me convence, pero tenía que escribir.
Nena, sabes q puedews contar conmigo para lo q sea. Aunq estes constantemente trsite o te sientas mal, pues me das un toque o un mensajito y cuando te conteste sabras que yo estoy hay poara ver como no-sonries por fera pero por dentro lo intentas...
TQ pekeña gatita!
Besos
Lo "bueno" de las heridas que se reabren es que una ya sabe como taparlas para que no sangren tanto como la primera vez, cuando aparecieron...
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